La Galería - Neotaberna

Nombre: Rubén Moreno
Edad: 33
Procedencia: Almería

Qué ingrediente no puede faltar en su cocina Ajo, laurel y pimienta en grano

Producto de Almería que le gusta Atún y pescado local

Comida favorita del mundo Un buen estofado de habichuelas

Calidad, garantía y amabalidad

La cocina de La Galería es una mezcla sincera de tradición y vanguardia. Rubén Moreno, su segundo de cocina, la define como de producto, de calidad por encima de todo. “Tocamos lo justo, para no cambiar su esencia”, explica. En un mundo donde el cliente ya sabe lo que quiere, ellos apuestan por lo mejor de cada casa. 

Rubén recuerda bien aquellas primeras veces en cocina. Lo típico, dice: pelar patatas, cortar lomos, aprender de los mayores. No parecía gran cosa entonces, pero algo se le quedó dentro. “Empecé fregando platos y me fui pegando a los cocineros. Me gustaba la elaboración y el resultado final”. En la actualidad habla del oficio con respeto y orgullo: “Para mí la cocina lo es todo”.

Uno de los platos más queridos por Rubén es el tartar de atún rojo. Lo preparan con una base de aguacate, cebolla y tomate, y sobre ella colocan dados de atún fresco, macerados con soja, aceite, pimienta y sésamo. Se remueve lo justo, se emplata con mimo y se adorna con un toque de wasabi. “Es un espectáculo. Es de esos sabores que buscas una y otra vez, como tomarte una cerveza con los amigos”.

El otro emblema de la casa son los huevos rotos con gambas. Las patatas se pochan lentamente y, al momento de servir, se fríen a fuego fuerte hasta que crujen. Luego vienen los huevos fritos con puntilla y unas gambitas salteadas con ajo. Todo se junta en el plato con un chorro del aceite del salteado, un poco de sal, y ya está. Nada más. “No conozco a nadie que no le gusten”, dice entre risas. 

Rubén cocina con el recuerdo del salmorejo que una clienta le dijo que era el mejor de su vida. Cocina con la ilusión de ver que la gente vuelve. Y sobre todo, cocina con la idea de que cada plato que sale de su mano sea un acierto seguro. Para él, la cocina va de eso: de implicarse al máximo para que el cliente se vaya feliz. “Es más bonito ver a alguien disfrutar de tu comida que comértela tú.