Chiringuito Koral

Pensando en volver

Rubén Ramos Ruiz no tiene duda: si él fuera cliente del Chiringuito Koral, también volvería. Lo dice con una sonrisa tranquila, mientras recuerda cómo se metía, cuando era un crío, en esta misma cocina que dirige en lugar de irse a jugar a la playa. Desde que su padre abrió el chiringuito en 1988, la cocina del Koral ha sido mediterránea y sincera. Ahora, con Rubén al frente, mantiene ese espíritu y añade un punto de riesgo.

“Antes hacíamos lo que demandaba el turista, ahora cocino lo que me gusta a mí”, confiesa. Tras estudiar en la escuela de hostelería de Almería y pasar por seminarios como el de El Bulli, volvió a casa con una idea clara: hacer de Koral un restaurante que estuviese vivo los 12 meses del año y no solo durante la temporada estival.

Uno de sus platos más celebrados son las cocochas rebozadas. Las cubre con una tempura especiada con cúrcuma, ajo y perejil, y las fríe con mimo. Después las coloca sobre un fondo de ajo blanco tradicional y corona con una mermelada casera de tomate. Cuando ve cómo el cliente da el primer bocado y se le ilumina la cara, por la explosión de sabores y matices, lo vale todo para él.

Pero si hay un plato que lo representa, ese es el arroz de salmonete. Esta receta fue creada para unas jornadas locales pensando en qué pescado definía mejor el alma roquetera. Lo prepara con las cabezas e hígados del propio pescado para un fumet potente, en el que también se cocinan los salmonetes. Se añade el arroz y lo termina con un toque de soplete. “El salmonete tiene una grasa que encaja perfecto con el arroz. Es el arroz aparte de Roquetas pero a nuestra manera”. 

Al final, la experiencia del Chiringuito Koral empieza mucho antes del primer plato. “Bajas del coche y ya ves el mar, el Cabo de Gata al fondo, sientes la brisa. Es un sitio en el que te sientes bien desde el principio”. Rubén, y su familia, no aspiran a deslumbrar, sino a que después de pasar un buen rato con ellos, te marches pensando en volver.